Otro ejemplo más de novela tremendamente sobrevalorada, Conversaciones entre amigos (Conversations with friends en su título en inglés), no solo resulta horriblemente aburrida y tediosa, también es incomprensible y bastante liosa, hasta tal punto que jamás terminas de saber que es lo que pretende contarte.
La alabada y premiada autora novel Sally Rooney, me resulta una escritora aceptable que cuenta con un estilo fresco y directo, una prosa bien equilibrada aunque un poco lenta, un lenguaje funcional en su mayoría aunque con pequeños momentos líricos y unas descripciones excesivamente básicas y poco llamativas. Y sin embargo, pese a que la novela no está mal escrita, los personajes son tan espantosos que se cargan el buen trabajo de la autora. Hay cuatro personajes principales, aunque podríamos considerar a Frances como la protagonista, ya que es ella la que nos cuenta en todo momento la historia. Sin embargo todos ellos resultan superficiales, vacíos y sin ningún atractivo para el lector. Y en eso Frances se lleva la palma, con su desconfianza, su carácter infantil y su profunda estupidez que consiguen irritar hasta límites insospechados.
La historia que nos narra, Conversaciones entre amigos, es confusa por la manera en la que está contada, pero de una simpleza que ralla lo insultante para cualquier lector medio. En esencia seguimos a Frances que junto a su mejor amiga Bobbi, conocen a Melissa, una atractiva escritora en la treintena, en un bar donde la pareja de amigas suele actuar. Seducidas por su estilo, ambas chicas van a su casa, donde conocen a Nick, el atractivo marido de Melissa. A lo largo de la insustancial trama se van estableciendo diferentes relaciones entre los personajes formando un cuarteto curioso y un tanto desconcertante. Pero cuando Frances y Nick comienzan una relación amorosa, todo empieza a desmoronarse y a cambiar. Y esta es, en líneas generales, la trama de este libro. Entre medias hay mucho diálogo inútil, reflexiones sobre diversos temas con mayor o menor interés, muchísima escena superflua y demasiada divagación además de enredos emocionales que cansan a cualquiera. Y es que la novela se diluye casi desde el principio hasta el final, tan cargante y absurdo como el resto. El desenlace no solo resulta abierto y abrupto (algo que le agradeces a la autora) si no que te deja como estabas; eso es con la sensación de haber perdido el tiempo a lo grande.
En suma, Conversaciones entre amigos, es algo totalmente prescindible que intenta sin ningún éxito hacer un retrato de las relaciones humanas “modernas”, aunque cae en los mismos modelos de siempre. Y es que para explicarnos aquello de que los límites de una relación los marcan las personas que están dentro de ella, no hacía falta escribir un bodrio de más de 300 páginas configurado de tal manera que solo a los críticos pueda gustarle. Creo que es mejor ir a conversar con gente (sean amigos o no) real antes de perder el tiempo y el ánimo con este libro.
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