En su conjunto, Fausto es toda una rareza. Aunque en principio el carácter extraño de la obra no debería ser algo negativo, lo cierto es que le pasa factura. Y junto a la propia complejidad de la historia, lo vuelve un libro difícil de leer y todavía más de comprender.
Siendo sincera no me ha parecido que Goethe escriba particularmente bien. Me parece demasiado rebuscado y un tanto pedante. El lenguaje, excesivamente formal y bastante ampuloso, ni siquiera presenta algún tipo de belleza o lirismo. No es una lectura que se pueda calificar de "bonita", ni siquiera en los momentos en los que se hace referencia a los elementos más poéticos de la vida como son el amor, la amistad o la estética.
Como dije anteriormente la obra es algo extraña. No tanto en su contenido (del que hablaré un poco luego) como en su forma. Se supone que es una obra de teatro. Pero mantiene una estructura muy rara. Consta de tres partes, de las cuales solo la segunda tiene forma de obra teatral.
La historia es un clásico de la literatura universal. Nos encontramos ante Fausto, un hombre que atesora gran cantidad de conocimientos pero está profundamente insatisfecho con su vida. Aquí entra en juego Mefistófeles, demonio con el cual Fausto hará un pacto por el que cambiará su alma a cambio de todos los "placeres terrenales". Esto se nos cuenta en la primera parte de la tragedia, donde se nos presenta un Fausto insufriblemente ególatra y egoísta, dispuesto a todo para conseguir lo que quiere, que solo al final de dicha parte se arrepiente (en parte) de lo que ha hecho.
La segunda parte es un desparrame incomprensible donde se unen diversos elementos y personajes mitológicos, con brujas, espíritus y toda la corte del emperador. Es sin duda la que menos he logrado descifrar y entender. Pero la última parte es todavía peor, puesto que no cuenta historia alguna. Es la más corta de las tres y es un compendio de frases, más o menos, cortas que no dicen nada ni explican nada. O por lo menos yo no he conseguido sacarle ningún significado.
En suma, Fausto es una obra compleja y complicada de leer. La acción salta constamente de sitio, los personajes parecen recitar cosas sin demasiado sentido y cambian de tema muy rápidamente, y cuando lees que hasta las coronas de flores cantan, te cuestionas muy seriamente si esta obra no será una gran broma que Goethe escribió para el mundo.
...ContinuaComo suelo leer los libros a destiempo, cuando hace unos años leí El Maestro y Margarita, de Bulgákov, no lo relacioné con el Fausto de Goethe. Ahora que acabo de terminar de leer este último, puedo decir que el escritor ruso se inspiró fielmente en la primera parte de la tragedia de Goethe para componer su curiosa novela. Y quizá debería haber leído antes Doktor Faustus, de Thomas Mann -que me han dicho que supera al de Goethe-, pero el que tenía a mano era el de Goethe.
En Fausto alternan la prosa y el verso. La primera parte resulta de lo más entretenida. En ella asistimos a las negociaciones entre Mefistófeles (el diablo) y el joven Fausto. Este desea detener el paso del tiempo y ser joven eternamente, y aquel le ofrece la eterna juventud a cambio de su parte inmortal: su alma. La diversión comienza cuando hace su aparición Margarita, una muchacha desprovista de encanto pero que conquista inmediatamente el corazón de un Fausto embrujado por el diablo. Es una pena que en la segunda parte (la más larga) Mefistófeles pierde protagonismo al verse relegado al papel de siervo del emperador. En cuanto a Margarita, no vuelve a aparecer hasta la penúltima página.
La traducción es de 1998 y no se ha tocado desde entonces. Eso se nota en incorrecciones como "Fausto mira en torno a sí", "reunión de brujas", "después que", "hecha a perder", "estoy en busca de", "tan poco" en lugar de "tampoco", "quien quiera" y "donde quiera", etc. A un libro encuadernado en cartoné, más caro que uno encuadernado en rústica, hay que exigirle que esté impecablemente traducido, corregido y editado, y no es el caso. Además de los errores señalados, está mal puntuado y no está unificado el uso de mayúsculas y minúsculas en los puntos cardinales.
...ContinuaComo de costumbre, los clásicos no defraudan, aunque tienen su momento propio. Después de leerlo por tercera vez, no consecutiva, me asombra tanto el lenguaje, como la historia en su conjunto.
Leer por leer, es lo que hecho con este libro, lo empecé con ganas y con la curiosidad de quien se enfrenta a un clásico de este calibre pero he acabado aborrediéndolo hasta que su lectura se me hacía densa, espesa y tediosa. La segunda parte, en mi necia opinión, es algo infumable. La primera parte si se me hizo algo más entretenida, sobre todo con en las apariciones de Mefistófeles el que da vidilla al asunto
Si acabé el libro fue por cuestión de orgullo y porque no me gusta demasiado dejar los libros a medias.
No sé hacia dónde nos llevará el mundo virtual y su cacareo sobre el progreso y las nuevas tecnologías. Yo tuve la suerte de oler y palpar el papel, haciendo de estos libros un auto-obligado cumplimiento. Lectura a sierra, vamos... que acabó enganchándome y que, a día de hoy, agradezco su existencia. Mefisto abre los ojos.
...Continua